(Donna Leon)

 



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Con el Agua al Cuello, de Donna Leon, es la última novela del Comisario Brunetti, serie que sigue al detective veneciano Guido Brunetti en sus investigaciones en la hermosa ciudad italiana. Publicado en 2020, Con el Agua al Cuello es la vigesimonovena de la serie.


 

Ayer fue mi santo. Y aunque este año no he recibido ningún libro (¡todavía! Creo que hay uno en camino), he pensado que podía celebrarlo escribiendo una reseña sobre el libro que recibí el año pasado como regalo por esta fecha. Quizá no sea así en el resto del mundo, pero en la cultura española y latinoamericana el día del santo es (o solía ser) una fecha casi tan importante como tu cumpleaños. De hecho, antes de que existieran las partidas de nacimiento (o antes de que fueran obligatorias, como es hoy en día) la gente a veces ni siquiera sabía exactamente cuál era el día de su nacimiento. Y así, celebraban su existencia en el día de su onomástica (es decir, el día que los católicos habían elegido para honrar la memoria del santo de su mismo nombre).

En fin, como iba diciendo, el día de mi santo es el 18 de septiembre. Y aunque este año me han caído bastantes regalitos, el año pasado pasó un poco más desapercibido y solo mi querida abuelita me trajo un regalo (aunque siempre le digo que no lo haga). Mi abuela es la razón de que tenga tantos libros en mis estanterías y curiosamente me suele comprar novelas policíacas. En este caso, me trajo una novela de una autora que ella ya conocía: Con el Agua al Cuello, de Donna Leon. En español, por cierto, que me resulta mucho más entretenido que leer en inglés (tengo que pensar menos, claro). El original es en italiano.

 


 

¿De qué trata Con el Agua al Cuello, de Donna Leon?

La historia tiene lugar durante el verano en Venecia. Los detectives Guido Brunetti y Claudia Griffoni se encuentran de camino a una clínica para pacientes terminales, donde van a encontrarse con Benedetta Toso, una paciente de cáncer que acaba de llegar al Ospedale Civile (el hospital civil), después de haber sido tratada en varias clínicas privadas sin grandes resultados. A pesar de que tan solo tiene 38 años, el estado avanzado de su enfermedad la ha llevado a un punto en el que apenas puede hablar con los inspectores. Al final, todo lo que se llevan del encuentro son dos frases: Ellos lo mataron. Dinero sucio.

Se refiere, por supuesto, a su marido Vittorio Fadalto, muerto en un accidente de coche un par de semanas antes.

Enormemente medicada como está, la mujer puede no ser completamente consciente de lo que afirma, pero tanto Brunetti como Griffoni le hacen la promesa de que descubrirán lo que le ocurrió a Vittorio. Incluso aunque eso suponga enfrentarse a sus propias convicciones morales: ¿merece la pena tratar de hacer justicia cuando el sistema de justicia está corrupto?

  



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Crítica literiaria de Con el Agua al Cuello, una historia de crimen indefinido

Lo cierto es que no sabía que esperarme cuando empecé a leer Con el Agua al Cuello, en parte supongo porque normalmente no leo novelas policíacas. Las únicas novelas de misterio que he leído han sido La Chica del Tren y algunos libros de Agatha Christie, y tanto Paula Hawkins como Agatha son muy diferentes de Donna Leon.

  

Tampoco conocía las 28 novelas anteriores a esta, aunque supongo que en parte esperaba sentir la fascinación que me produce Agatha Christie, o la incapacidad de soltar el libro cuando leo a Dolores Redondo. La Chica del Tren era tan intrigante que me lo leí en un día (en el tren… eso es para otro día). Pero con este… No he llegado a sentir esa emoción, no te puedo engañar. No es que el libro estuviera tratando de venderte esa sensación, no es que en ninguna parte se haya anunciado como una “lectura trepidante” (al menos yo no lo he visto promocionado así). Así que supongo que no puedo decir que haya fallado porque lo cierto es que no prometía ser un thriller.

En cambio, Con el Agua al Cuello es más bien una novela de investigación, en la que tú como lectora eres decididamente mucho más inteligente y espabilada que el investigador, aún contando con la misma información que él. Claro que no soy policía y no voy a venir a decirle a Brunetti cómo hacer su trabajo después de casi 30 libros. Pero yo diría que si una persona está muy interesada sobre unos “resultados de unos análisis” y hay análisis de agua involucrados en la historia, podría haber una correlación entre lo uno y lo otro, ¿no? Claro que podría haber sido (como los dos, LOS DOS, inspectores consideran durante toda la novela) los resultados de los análisis del cáncer de Benedetta. Pero, ¿no pensarías tú que quizá, habiendo su marido trabajado en una compañía de aguas, que esos análisis podían tener algo que ver con su asesinato?

Porque yo por lo menos sí que lo pensé. 

Brunetti por su lado no cayó en la cuenta hasta la página 200. Oh, well!

Tampoco me olvido del hecho de que en realidad, la persona a quien habían llamado para ir a ver a Benedetta en el hospital era la inspectora Claudia Griffoni, no Brunetti. Y sin embargo Griffoni apenas aparece en la novela, ni participa en la investigación de ninguna manera. Está ahí meramente durante las visitas en el hospital y muy al final, cuando muy adecuadamente la “expulsan” de la habitación en la que tiene lugar la confesión del crimen. El criminal en cuestión no se sentía cómodo con una mujer en la habitación, por lo visto, le parecía que no le permitiría ser lo suficientemente honesto. Estupendo. Supongo que hay personas que son de esa opinión.

No quiero decir que la historia por narices debiera haber tenido a una mujer como líder de la investigación, pero habría tenido más sentido. Si no, la inspectora Griffoni se convierte tan solo en un ornamente, una muestra de cómo las mujeres son más sensibles a los sufrimientos de otros seres humanos, puesto que es ella la que lleva todo el peso de la conversación en el hospital, mientras Brunetti como un pasmarote se sienta en una silla tratando de entender cómo funcionan las emociones humanas.

A lo largo del libro se menciona también un incidente con dos carteristas (dos chicas jóvenes) que roban algo a la esposa de algún señor importante y ella monta un pollo interesante. En general no entiendo el porqué de esta segunda trama en esta novela. No añade nada importante a la trama principal, y parece haber sido añadida como comentario (comentario muy vago, por cierto) sobre la corrupción de los políticos italianos. Que para mí que lo podrían haber introducido de otra manera.

Y además, ¿por qué termina la historia como termina? ¿Termina acaso? No te voy a engañar: no estoy segura. Puede que todo esto sea el punto de inicio de futuras aventuras de Brunetti. ¿Qué sé yo? Tendremos que esperar para verlo.

   

Te recomiendo Con el Agua al Cuello de Donna Leon si…

Vale, lo admito: soy una crítica muy dura. He sido lectora ávida de libros y consumidora de películas desde que puedo recordar, y sé muy bien lo que me gusta y lo que no. Como escritora de ficción (¿te he dicho ya que tengo un Máster en Escritura Creativa por la Universidad de Strathclyde?) hay ciertas cosas que considero buenas prácticas en la escritura de una novela, y cualquiera que haya cometido el error de preguntarme al respecto sabe que me preocupa mucho la construcción de los personajes y su coherencia.

  

Podría decir que me gustó Con el Agua al Cuello porque me lo ha regalado mi abuela y no sería mentira. Pero haré un esfuercito, porque este libro no es absolutamente terrible. Ningún libro lo es, o, al menos, todavía no he encontrado uno que lo sea. Así que, si estás pensando todavía si te gustaría leer Con el Agua al Cuello, esto es lo que a mí me ha resultado interesante:

 

Venecia

Venecia es uno de esos lugares que llevan en mi lista mil años y a los que no voy porque están tan llenos de gente que resulta casi ciencia ficción. Así que no puedo asegurar que las descripciones sean acertadas o no (aunque imagino que lo serán, ya que Donna Leon ha vivido en Italia muchísimos años). PERO hay algo que me gusta de la descripción de Venecia de Donna Leon, y es que no pierde el tiempo tratando de describir la ciudad más allá de lo que necesitas saber realmente.


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No me puedo contener, tenía que poner una foto de Venecia por aquí. ¿Has visto qué cosa tan bonita? Ojalá yo ahí ya mismo.

Brunetti siempre ha vivido en Venecia. Por lo tanto, no va a pararse a describir cada cosita que los turistas podrían encontrar fascinante. Es su ciudad, conoce cada rincón y su principal preocupación es encontrar al criminal (si es que lo hay) y evitar la ola de calor. Para mí es una forma muy natural de describir que te permite enfocarte en la historia más que en los alrededores. Esto concuerda con mi propio estilo narrativo y una de mis creencias más arraigadas: nadie se describe a sí mismo cuando se mira al espejo por las mañanas, ¿por qué un personaje de una novela iba a hacerlo?

Al mismo tiempo, te da una idea de lo agobiante que puede resultar el turismo, algo que casi todos hemos vivido (ya vivas en Venecia, Málaga, Edimburgo o Hong Kong, la temporada alta suele ser terrible). Posiblemente no sea muy amable, digamos, el pensar que el turismo es agobiante o, en otras palabras, un auténtico coñazo (sobre todo cuando es lo que mantiene a muchas de estas ciudades – como Venecia – a flote), pero cuando el 70% de la población es turistas, es una conversación que merece la pena tener.

El agua como elemento principal

Ya he mencionado que la trama de la historia está íntimamente relacionada con el agua. Y curiosamente el agua se menciona numerosas veces a lo largo de las páginas de este libro.

Por supuesto, la historia tiene lugar en una ciudad que existe sobre el agua. Pero las menciones al agua no se refieren únicamente a los ríos Po y Piave, sobre cuyo estuario se sitúa la ciudad de Venecia. Podemos encontrar numerosos pasajes en los que los personajes beben agua. Obviamente no es una coincidencia, ni un simple recordatorio de que en verano hace calor. Se trata de una forma muy inteligente de hacer al lector entender subliminalmente que el agua es un elemento primordial para la vida, con la que también se puede traficar. Así, cada vez que Brunetti pide un vaso de agua en un bar por el calor, se nos recuerda que sin agua no podemos vivir y que (spoiler alert) su polución puede ser fatal para el ser humano.

La legibilidad es un aspecto importante también

En general, tengo que admitir que Con el Agua al Cuello es muy fácil de leer (no como American Gods 😅). Lo leí en dos o tres días (incluyendo un vuelo Málaga – Glasgow) y me entretuvo bastante. Solo ocupa unas 350 páginas, así que no es un libro pesado, no es de los que parece que nunca se van a acabar y te tienen contando las páginas que te quedan, etc. Además, Leon utiliza términos italianos para referirse a algunos de los personajes o para imitar emjor las voces italianas, algo que puede perderse en la traducción. Lo que está guay, aunque a veces puede ser un poco innecesario, sobre todo cuando hay palabras que tienen una traducción equivalente en español con la que no se pierde significado.

Me he divertido mucho con los nombres también, que en mi cabeza cambiaba automáticamente por nombres de comidas. Por ejemplo, Pascalicchio ha sido Pistacho durante todo el libro – supongo que tenía hambre. A veces tengo 6 años mentales, pero ¿y lo que me río?


 

¡Ahora es tu turno! ¿Has leído algo de Donna Leon tú también? ¿Te gustan las novelas policíacas? ¿Me recomiendas alguna? Me encantaría saber lo que piensas. ¡Déjame un comentario!

Me he divertido mucho con esta crítica literaria de Con el Agua al Cuello (posiblemente porque ha sido crítica bastante destructiva jajaja).

Quedan solo (¡solo!) unos meses para Navidad, así que pronto escribiré una lista de libros que regalar por Navidad. Pemarnece atenta para leerla.

Un abrazo,

Sof

 

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